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miércoles, 21 de julio de 2010

Aumento del nivel de los mares, derretimiento de los glaciares, acidificación de los océanos. Éstas son algunas de las consecuencias más mentadas del calentamiento global.

Ahora, un nuevo fenómeno podría añadirse a esta larga lista de secuelas provocadas por el incremento de las emisiones de dióxido de carbono: el aumento de la basura espacial, compuesta por restos de cohetes, satélites en desuso, y demás desperdicios generados durante los viajes al espacio.

Después de analizar información sobre 30 satélites en los últimos 40 años, un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, confirmó que las capas superiores de la atmósfera se están tornando menos densas.

Esta reducción en su densidad -cuya causa principal los científicos atribuyen al aumento del CO2- hace que los satélites permanezcan en órbita por más tiempo (25% más), aumentando las probabilidades de colisiones y accidentes espaciales.

Malas noticias
Según los investigadores, la densidad en la troposfera ha decrecido a razón de un 5% por década a una altura de 300 kilómetros y ese porcentaje aumenta a mayores altitudes.

“Una nave que normalmente permanecería en órbita por 25 años, podría permanecer ahora, debido a estos cambios, por cerca de 30″, dijo Hugh Lewis, uno de los científicos que participó en el estudio.

“Esto es fantástico para la gente que opera los satélites, porque pueden obtener ganancias por más tiempo, pero en cuanto a la basura espacial, es una muy mala noticia”, añade.

De los resultados de la investigación se deriva que los esfuerzos para controlar el crecimiento de la chatarra espacial serán mucho menos efectivos mientras continúen los cambios atmosféricos.



Difícil y costoso
Hasta el momento, no se ha encontrado una manera efectiva para “limpiar” los desechos espaciales. Muchas de las propuestas incluyen el envío de naves con brazos robóticos para recoger la basura.

Sin embargo este procedimiento es técnicamente complejo y extremadamente costoso. Lanzar una nave para recoger cerca de cuatro a cinco objetos, dice Lewis, tiene un costo de entre US$ 350 y US$500 millones.

Por esta razón, los investigadores creen que la información que brinda este estudio puede aportar datos interesantes a quienes trabajan en iniciativas para combatir la basura espacial.

“Idealmente habría que retirar los objetos grandes, que se encuentran a una distancia de entre 800 y 1.000 kilómetros de la Tierra, que es donde hay mayor riesgo de colisiones”, explica Lewis.

Por encima de esta altura, disminuyen los riesgos. Aunque lo mejor, en todo caso, sería limitar el crecimiento de la chatarra espacial.

De acuerdo a estimados recientes, cerca de 1.000 satélites activos y más de 20.000 piezas de basura espacial rodean actualmente el planeta.

Fuente:

Laura Plitt BBC Mundo

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